viernes, 2 de noviembre de 2012
El globo negro
Un niño negrito contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria que cada año se hacia en el pueblo. El pueblo era uno pequeño y el vendedor había llegado solo unos días atrás, por lo tanto era una persona desconocida.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltaba un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraban como el globo remontaba el vuelo hacia el cielo.
Luego soltaba un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco.
Todos ellos remontaban el vuelo al igual que el globo rojo.
El niño negrito, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor:
"Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?"
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo:
"No es el color lo que lo hace subir, hijo. Es lo que hay dentro de el."
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